Escuchad hombres y mujeres, aquellos que os consoláis con imágenes paganas.
¡Serapis! ¡ Serapis! ¿Quién podría confiar en un Dios que lleva una maceta por corona?
Ágora, de Alejandro Amenábar
Las canciones de Sergio Makaroff tienen sed, hambre, fornican y mueren. Son composiciones paganas que nos hablan de lo cotidiano. Este poeta de las vivencias reales, convierte en rimas nuestro entorno más cercano. Escuchándolo, casi sin darte cuenta, acabas canturreándole a los potingues antiarrugas, al Gin Tónic o a la calle Tallers.
En “Número uno” encontramos pequeños himnos de la vida. Es un álbum que funciona como un recorrido. Como una rotonda que al bordearla nos muestra las posibilidades más coloristas de la existencia urbana.
Moderno, idealista y a la vez muy real. Ahí radica su grandeza. Esa que brilla especialmente en los temas más lentos e intimistas. Ya que en sus letras es fácil verse reflejado y, por eso, nos arranca sonrisas de complicidad. Sergio Makaroff nos explica historias situadas entre la delicadeza y la ironía. Una de cal y otra de arena. Composiciones de amor en tierra de nadie, como la vida misma.
Fortuna, desgracia, culpabilidad y pasión. Sí, mucha pasión la que nos regala Sergio Makaroff en “Número Uno”, álbum que despierta ese tipo de fe más cercana y ligera, tal vez pagana. La fe de los que confían en artistas que llevan macetas, o sombreros, por corona.
En “Número uno” encontramos pequeños himnos de la vida. Es un álbum que funciona como un recorrido. Como una rotonda que al bordearla nos muestra las posibilidades más coloristas de la existencia urbana.
Moderno, idealista y a la vez muy real. Ahí radica su grandeza. Esa que brilla especialmente en los temas más lentos e intimistas. Ya que en sus letras es fácil verse reflejado y, por eso, nos arranca sonrisas de complicidad. Sergio Makaroff nos explica historias situadas entre la delicadeza y la ironía. Una de cal y otra de arena. Composiciones de amor en tierra de nadie, como la vida misma.
Fortuna, desgracia, culpabilidad y pasión. Sí, mucha pasión la que nos regala Sergio Makaroff en “Número Uno”, álbum que despierta ese tipo de fe más cercana y ligera, tal vez pagana. La fe de los que confían en artistas que llevan macetas, o sombreros, por corona.
5 comentarios:
Yo diría que te gusta.
:P
Besos.
Que bueno, mejor autoinculparnos de todas las desgracias y así ya sabiendo que todo es culpa nuestra ya podemos seguir por el mundo tan felices.
Besotes.
Pues sí, yo prefiero un "LA culpa es mía! a un "Que yo no tengo la culpa"
Besos
Je, je. Esta es la prueba de que con relativamente poco presupuesto se puede hacer un vídeo. Y el vídeo tiene más frescura que mil vídeos del MTV.
La canción es muy divertida, con cita incluída al famoso tango. "EL mundo fue y será una porquería...". Ants, después y siempre.
Un abrazo.
A mí también me gusta mucho, "me han robao la mountain baaaaik" :DDD y "El serrucho sagrado"
Es muy bueno, joder.
Saludos :)
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